Frank salió a comprar la mejor carne y el vino mas caro, recogió la casa y hasta compró una barbacoa nueva para la cena que tendría con sus hijos. Frank había enviudado y estaba viviendo solo. Había trabajado como operario toda su vida productiva en una fábrica aplicando revestimiento aislante a alambre eléctrico. Había desarrollado una enfermedad a consecuencia de ello, pero todo había valido la pena porque sus 2 hijos y 2 hijas habían echado pa’lante, al menos eso es lo que él pensaba…
Uno a uno todos los hijos le cancelaron, dando cualquier excusa. A pesar de que su médico le advierte que no, él decide ir a visitar uno por uno a sus hijos. Descubre que no todo era como ellos le habían dicho, que todos le guardaban secretos de las realidades de sus vidas. A lo mejor para no herirlo, por vergüenza, por temor a la reacción o la reprimenda.
Esta película, llamada “Everybody’s Fine” y protagonizada por Robert De Niro, me dejó pensando en los secretos que se guardan en mi familia. Aquellos eventos, sucesos y realidades que entre mis hermanos y madre nos guardamos unos a otros. Todos los hijos de Frank se habían mudado a distancias considerables de su casa materna, igual que en mi familia. ¿Será que esto que nos ocultamos, por más noble que parezca la razón, realmente nos separa?
Está una joven contando sobre todo el maltrato que le ha causado su marido. Luego, el marido se defiendo dando sus razones. Una “jueza” da la sentencia final y grita: “caso cerrado”. ¡No lo podía creer! Casi me corta la aorta Fello, con navaja de cerquillo, cuando instintivamente moví mi cabeza ante este programa que tenían puesto en la televisión de la barbería. Podemos ir ante miles de personas y contar todo, pero qué difícil se nos hace abrirnos a las personas que más nos quieren.
En el desenlace de la película, Frank sufre un infarto y al despertar en el hospital se encuentra con todos sus hijos. Los enfrenta, les pide que traigan todo a la luz aunque duela, aunque lo maten… En la escena final se ven todos reunidos a la mesa cenando en su casa materna. “La verdad te hará libre”, dice San Pablo y Jesús dijo: “Yo soy la luz”. Tengo la certeza de que cuando entra esa luz, cuando el corazón se abre a la persona amada, cuando se revelan las imperfecciones, entonces, se abre la puerta del amor verdadero, de la unidad, de la paz. ¿Será que Dios permite que se inflinjan estas heridas, que se comentan errores y fallos para que se abran estas puertas al amor?
